
Dúchate todos los días[7] Algunos expertos consideran que basta con ducharse cada dos días, pero esto depende de cuánto sudes y de si tu olor corporal es desagradable. Lo normal es ducharse al menos una vez al día con un jabón suave. Evita los jabones exfoliantes o duros que eliminan la humedad de la piel[8].
Asegúrate de limpiar todas las zonas dobladas del cuerpo: detrás de las rodillas, entre los dedos de los pies, axilas y similares.
No te duches ni te bañes con agua caliente, sino tibia.
El agua caliente priva a la piel de sus grasas naturales.
Cepíllate los dientes dos veces al día[9] Se recomienda el uso de pasta dentífrica con flúor. Humedece el cepillo de dientes y exprime una pequeña cantidad de pasta (del tamaño de un guisante) sobre las cerdas. Cepilla suavemente cada diente con movimientos circulares, prestando atención a la parte anterior, posterior y lateral de cada diente. Cepíllate la lengua con un cepillo de dientes para eliminar toda la placa, que es una de las principales causas del mal aliento[10].
Enjuágate la boca con un colutorio antibacteriano después de cepillarte los dientes[11].
Asegúrate de enjuagarte toda la boca y también entre los dientes.
Cambia tu cepillo de dientes cada tres meses, o cada vez que las cerdas empiecen a deshilacharse y doblarse.